El proceso para la integración de la perspectiva de género en los presupuestos del Ayuntamiento de San Sebastián se inició en 2013. No es que antes del inicio del proceso el presupuesto careciera completamente de perspectiva de género, ni que ahora la tenga totalmente asumida, sino que se trata de un proceso de carácter progresivo, en el que en primer lugar se visibiliza lo ya alcanzado para seguir dando pasos en esta materia, siempre en estrecha relación con el Plan de Igualdad vigente.
Partiendo de la idea de que los presupuestos no son neutros en cuanto al género –es decir, que no afectan de la misma manera a mujeres y a hombres y que por tanto contribuyen a afianzar o a desestabilizar la organización social basada en la división sexual del trabajo-, se propone una metodología propia para identificar los programas presupuestarios de mayor impacto diferencial en mujeres y hombres.
Pongamos un ejemplo: el presupuesto destinado al servicio de ayuda domiciliaria para personas con algún grado de dependencia beneficia sobre todo a las mujeres, ya que son mayoría en los colectivos de profesionales del cuidado, entre las personas atendidas, y entre las cuidadoras del ámbito familiar a quienes beneficia el “descanso” que proporciona el servicio. Por tanto, el recorte o supresión de esta ayuda puede tener graves consecuencias, sobre todo para las mujeres. Sin embargo, si se destina una partida a la inversión en el estadio de fútbol de la ciudad, las personas beneficiarias serían en mayor medida hombres, puesto que los jugadores, las directivas de los clubes de fútbol, y la mayoría de las personas aficionadas lo son. En el primer caso, estaríamos hablando de actividades de cuidado imprescindibles para lo que se viene denominando la “sostenibilidad de la vida”, y en el segundo caso, de una actividad de ocio con implicaciones económicas. Diversos estudios del uso del tiempo muestran, además, que las mujeres dedican más tiempo a actividades de cuidado no remuneradas, y que disfrutan de menos tiempo de ocio, mientras que los hombres dedican más tiempo al trabajo remunerado y al ocio, perpetuándose así un reparto desigual de un recurso tremendamente valioso: el tiempo. Al fin y al cabo, las realidades económicas y sociales de mujeres y hombres son diferentes, por ello los presupuestos públicos afectan de distinta manera a unas y a otros.
Los presupuestos públicos pues tienen impacto sobre los recursos de que disponen los distintos colectivos de personas: mujeres y hombres, personas migrantes, mayores, jóvenes o infancia. El objetivo de los presupuestos con perspectiva de género es doble:
Conocer el impacto de los presupuestos sobre las mujeres y los hombres, atendiendo, en lo posible, a otros ejes de discriminación como la edad, el estatus migratorio o el nivel de renta.