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Los parques y jardines desempeñan un papel destacado en la calidad de vida de los habitantes y visitantes de Donostia / San Sebastián. Ofrecen espacios verdes para el esparcimiento y la conexión con la naturaleza en medio de la vibrante vida urbana.

Especies destacadas de nuestro Bosque Urbano

Falso plátano

Falso plátano

Es un gran árbol caducifolio, es un árbol de grandes dimensiones alcanzando entre 25 y 40 metros de altura.

Encina

Encina

Europa/Mediterranea

Es un árbol perennifolio mediano, que puede alcanzar de 16 a 25 metros de altura.

Arce menor

Arce menor

Europeo/Mediterráneo

Es un árbol de pequeño porte, alcanza una altura entre 7 y 20 metros, que a veces se comporta como un gran arbusto.

Arce japonés

Arce japonés

Oriental/Asiático

El arce japonés es un arbusto arbóreo o árbol pequeño de hasta 10 metros de altura.

Parques y jardines para todos tus planes

Jardín de la Memoria

Inspirado en los jardines espirituales orientales, este parque está concebido como un lugar simbólico de convivencia, respeto, reencuentro y paz, recreando un ambiente de serenidad y recogimiento donde homenajear a todas las víctimas de la guerra, la violencia y el terrorismo.

Varias lomas vegetadas se curvan sobre sí mismas para describir una espiral, resguardando así una pradera central de la que se adueña el silencio. En el paisaje domina el color verde del follaje y el blanco de las flores, que han sido cuidadosamente seleccionadas para que florezcan de forma escalonada a lo largo del año. En la periferia hay un sobrio bosquete de abedules y secuoyas, en la loma central magnolios y cerezos, y dispersos por todo el espacio abundan los ciruelos y perales. Completan el conjunto los macizos de anémonas, agaphantus y hortensias de la variedad annabelle.

Al norte del parque se encuentra la Iglesia de Iesu, de estilo moderno y diseño minimalista, proyectada por el arquitecto Rafael Moneo.

Parque de la Plaza Gipuzkoa

Este singular espacio está ubicado en el centro mismo de la ciudad, rodeado de una plaza porticada. Los jardines fueron originariamente diseñados, en 1877, por Pierre Ducasse, y los arbustos, árboles y plantas ornamentales que se instalaron fueron traídas desde las fincas de Aiete y Cristina Enea, cedidas por los duques de Bailén y Mandas.

Hoy, los jardines son un oasis lleno de encanto y romanticismo. En ellos conviven conjuntos florales y árboles singulares con elementos patrimoniales muy significativos como

  • el monumento al músico donostiarra José María Usandizaga, obra de José Llimona,
  • la placa en honor a Pierre Ducasse en el centenario de su inauguración,
  • la columna meteorológica
  • o la mesa horaria.


El área central está ocupada por un estanque, que dispone de una cantarina cascada, un elemento habitual en los jardines paisajistas de la época, y un pequeño lago donde los cisnes y patos hacen las delicias de los más jóvenes de la casa. Un coqueto puentecillo de madera permite atravesar la corriente para acceder a la otra zona de los jardines.

Paseo de Francia

Este romántico paseo, que discurre paralelo al río Urumea, está situado entre los puentes de María Cristina y Santa Catalina. Pasear por el mismo a pie o en bicicleta por el carril bici, entre palmeras y diferentes arboledas mientras se contempla el río llegando casi a su desembocadura, en el mar Cantábrico, resulta un auténtico placer. Es frecuente ver, así mismo, a las traineras que entrenan en el río.

A lo largo del Paseo de Francia, además de por sus blancas fuentes Wallace, sus tilos y sus muy cuidadas zonas verdes, es muy recomendable hacer un alto en el camino para ver las fachadas de las siete grandes villas de estilo palaciego que se alinean en paralelo al río construidas de 1926

Parque de Urgull

Urgull es una privilegiada atalaya sobre la bahía de La Concha, que forma parte indiscutible del paisaje natural y de la memoria histórica de la ciudad. Una red de caminos, a la que se accede desde diferentes puntos
de la ciudad, permite perderse por los bosques que cubren esta escarpada colina, de frondosas en la ladera sur, y de pinos, encinas y tamarices en la vertiente abierta al Cantábrico.

Todo en este monte evoca los tiempos en los que las fortificaciones militares protegían la ciudad que se extendía a sus pies –la actual Parte Vieja– y el puerto pesquero. Hoy en día se conservan importantes vestigios de este pasado militar, con baterías cañoneras, baluartes, polvorines y parapetos distribuidos estratégicamente por toda su superficie. Situado en lo más alto, el castillo de la Mota sirve hoy de base al monumento al Sagrado Corazón.

Durante los periodos vacacionales se programan actividades culturales y de educación ambiental en distintas ubicaciones,como el Natur Txoko, la Casa de la Historia o la Biblioteca infantil.