Benita Asas Manterola, nacida en Donostia en 1873, estudió magisterio en Valladolid y fue maestra, primero en Bilbao y posteriormente en las escuelas públicas de Vallehermoso, en Madrid. Sus primeras publicaciones estuvieron relacionadas con la enseñanza y la religión. Fue directora de dos de las publicaciones más importantes del movimiento feminista español de principios del siglo XX: El Pensamiento Femenino (1913-1916) y Mundo Femenino (1921-1936).

Denunciaba cuestiones como la falta de igualdad y de derechos de las mujeres y reivindicaba el sufragio femenino, alegando que el movimiento feminista era equiparable a otros movimientos sociales que conseguían sus reivindicaciones a través de la movilización, por lo que debía adquirir personalidad social, civil y política.

Otra de las cuestiones que criticó duramente en sus escritos y sus discursos fue el hecho de que la maternidad fuera una causa de sometimiento de las mujeres. Analizó, además, el papel de la Iglesia católica en la lucha de las mujeres por la igualdad. Y a pesar de que siempre se confesó católica, se mostraba especialmente crítica con la Iglesia.

Fue presidenta de la junta directiva de la ANME (Asociación Nacional de Mujeres Españolas) desde 1924 hasta1932, y continuó enseñando y escribiendo hasta que estalló la Guerra Civil. Durante los años de la guerra permaneció en Madrid como maestra en el Grupo Escolar Ramiro de Maeztu, peo con la entrada de las tropas de Franco en Madrid se inició un proceso de represión que, en el caso de muchos funcionarios públicos, se tradujo en procesos de depuración.

Fue acusada de pertenecer al “movimiento izquierdista”, haber publicado en dos revistas de ideologías de izquierdas La Tranca y Fray Lázaro y haber sido afín al bando republicano durante la guerra. Negó dichas acusaciones pero finalmente fue depurada, y el 9 de noviembre de 1940 se decretó que fuera trasladada e inhabilitada de todo cargo del Ministerio de Educación Nacional.

Su traslado se hizo efectivo en octubre de 1941 y fue destinada a la Escuelas Municipales de Collado Villalba, donde permaneció solo tres meses, ya que en enero de 1942 solicitó su jubilación. En ese momento tenía 65 años y había ejercido como maestra durante 44. Después de su jubilación se trasladó a Bilbao, donde vivió junto a su familia. Continuó siendo una mujer combativa y feminista hasta que falleció en Bilbao en 1968, a los 95 años de edad.