En los últimos años son varias las infraestructuras urbanas en las que el Departamento de Salud y Medio Ambiente ha actuado, siempre persiguiendo un objetivo claro: eliminar el reflejo y la transparencia de las superficies acristaladas. En el primero de los casos las aves lo identifican como una continuidad del paisaje, y en el segundo, como un orificio por el que pasar.

En el puente Lehendakari Agirre se colocaron bandas de vinilo verticales cumpliendo con la conocida regla de la palma de la mano: cualquier “hueco” de como mínimo la palma de una mano es una apertura válida por la que un ave de pequeño tamaño puede intentar pasar y, en consecuencia, colisionar. En cambio, en las paradas del funicular de Morlans se utilizó un diseño más innovador. Así, los adhesivos colocados eran texto y coincidían con el nombre correspondiente a cada una de las dos paradas con que cuenta el funicular. Para cumplir con la regla anteriormente mencionada la separación entre líneas fue de 5 cm.

En esta ocasión se ha actuado en los cristales colocados a modo de barandilla en la plaza próxima a la Casa de Cultura de Intxaurrondo. El Departamento de Salud y Medio Ambiente ha sido conocedor de la muerte de varias aves por colisión con dicha cristalera, por lo que ha decidido colocar bandas verticales de 2 cm de ancho dejando un espacio de 5 cm entre ellas con la intención clara de que las aves se percaten de la presencia de dicho obstáculo. Además, en esta ocasión se han incluido varios rótulos en los que se indica cuál es la finalidad de la colocación de los adhesivos.

Este Departamento pretende continuar con la identificación de las zonas de posible riesgo de colisión de aves, y realizar nuevas acciones en las mismas para evitar posibles muertes.