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Conectividad ecológica
Conectividad ecológica
La conectividad ecológica se define como la capacidad de los seres vivos de moverse de un lugar a otro para conectar sus poblaciones y desplazar materia y energía entre los espacios. Los espacios que permiten esa conexión son denominados corredores ecológicos.
La necesidad de una continuidad física que permita estos procesos se ve a menudo interrumpida por la degradación por cambio en los usos del suelo, la presión urbanística y el enorme impacto de las infraestructuras que enlazan entre sí los pueblos y ciudades (carreteras, vías ferroviarias, aeropuertos...) y dan servicio a dichos núcleos (plantas depuradoras y potabilizadoras de aguas, de tratamiento de residuos, zonas industriales...).
Es importante tener en cuenta que cuando la actividad socioeconómica secciona los corredores e interrumpe la conectividad ecológica, no sólo se ven afectados los procesos que garantizan la integridad de los espacios naturales y los ecosistemas más valiosos, sino también la capacidad de interrelación entre estos espacios y buena parte de la propia sociedad.
Al promover la continuidad de los elementos naturales: ríos, bosques, espacios agrarios, setos o pastizales... promovemos una base territorial que favorece las relaciones variadas y complejas entre dichos elementos, pero también con la sociedad y el paisaje y que pueden permitir tanto la conservación de los procesos naturales como su acercamiento a las personas que viven en su entorno.
La conectividad ecológica tiene unas necesidades espaciales y, además, sus características son diferentes para cada especie, si bien un buen corredor ecológico, el perfecto, permite el movimiento de casi todas las especies de fauna y flora que residen en un lugar.
La conectividad ecológica debe ser una pieza vital en la gestión de espacios naturales protegidos, pero también debe de ser considerada en la gestión urbana y como tal, insertada en las herramientas de ordenación del territorio.
A nivel internacional, la fragmentación de los hábitats, impidiendo su conexión, está considerada como una de las mayores amenazas para la biodiversidad y una de las causas de la desaparición de muchas especies; éstas, a pesar de tener un hábitat adecuado en características, pueden estar aisladas de otros ejemplares similares impidiendo su cruce y conduciéndolos por lo tanto a su desaparición en algunos casos.
Por ello, a nivel europeo, uno de los aspectos más destacados de la red europea de espacios protegidos, Red Natura 2000, es la necesidad de que sea una red y no un mero conjunto de espacios aislados, por entender que la conectividad entre esas áreas es un requisito indispensable para una protección exitosa.
A nivel nacional, autonómico y local, esta idea está también presente, si bien hay una gran labor que hacer en este campo, especialmente difícil en las zonas más urbanizadas por la presencia de edificios y/o carreteras o vías ferroviarias importantes.