Una sencilla placa de mármol revela que aquí yace el pintor Pedro Alejandrino Irureta Artola *1854 Tolosa +1912 San Sebastián. Inició su preparación artística en su pueblo natal con Laureano Gordón destacado pintor, grabador y fotógrafo. Continuó su instrucción en la Academia de Bellas Artes de Vitoria así como en la Escuela de La Lonja de Barcelona y la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En ésta siguió las lecciones de Villegas o Madrazo entre otros. Éste, ante un ejercicio en el que el jurado no dio su beneplácito a la prueba presentada por Alejandrino comentó: el ejercicio de Irureta es el mejor estudio, su desnudo es superior y yo le felicito con entusiasmo. En 1870 fue pensionado a Roma por la  Diputación de Gipuzkoa coincidiendo su estancia con la de su gran amigo el pintor José Ignacio Luis Echenagusia, ‘Echena'.

En la Exposición de Bellas Artes celebrada en Madrid, en 1881, su obra Ondina obtuvo medalla de tercera clase. El cuadro fue adquirido por Ignacio Bauer, de la Banca Bauer, siendo solicitada a Irureta una copia del mismo por parte del Ministro de Fomento. En octubre de 1884 fue nombrado profesor de dibujo de la Escuela de Artes y Oficios de San Sebastián en ésta, coincidió con el hijo de su antiguo profesor, Rogelio Gordón, que ejercía el puesto de director. En dicha institución trascurrió el resto de su vida llegando a ser nombrado, en 1910, subdirector. La Diputación Provincial le encarga la decoración del Salón de la Presidencia para su sede en la Plaza Gipuzkoa que desgraciadamente desapareció tras el incendio ocurrido poco después de ser inaugurado en 1885. Sin embargo, hoy podemos contemplar en este mismo edificio la bóveda de la escalinata central donde representaría, poco después, la Diosa Fortuna. En 1886 se casó con Gregoria Abonz Gorriti. Había instalado su estudio en la calle Idiáquez por el que pasaron artistas como Sorolla, Benlliure, Sarasate, Pradilla o Echena.

En 1900 el comercio donostiarra, para dar por concluida la época veraniega, organizó una cabalgata en la que los diferentes gremios de artistas dieron rienda suelta a su imaginación y entre ellos Alejandrino. El pintor guipuzcoano de más vuelos, como se le presentó en un medio periodístico, realizó el trono de la Bella Easo, su carroza, símbolo de la estación que finalizaba, estaba representada por una gran mariposa sobre un campo de trigo y amapolas. Este mismo año dio a conocer al público donostiarra dos obras, destacando el cuadro encargado por el marqués de Rocaverde. El lienzo recoge cuatro generaciones de la familia, cuyo parecido, según el pintor Francisco López Alén, era exactísimo. De sus pinceles también salió el mural, una imagen del paseo de la Concha, para el célebre Café del Norte. Este local abrió sus puertas para el verano de 1905 y en su ejecución estaba acorde con el aire modernista de la ciudad balnearia.

Alejandrino participó en la organización de los Juegos Florales e incluso actuaría como jurado de las pruebas artísticas. Hoy podemos contemplar algunas de sus obras en el Museo de San Telmo, institución  para la que Alejandrino trabajaría con ahínco en su creación.

El día 27 de agosto de 1912, sumido en una grave depresión, se quitó la vida. La prensa de la época achacó ese estado melancólico al fallecimiento a principios de año de su amigo Echena y al rechazo de una obra suya, en la que había puesto toda su alma, para la exposición de Bellas Artes en París.