El apellido Kutz llegó a nuestra ciudad en 1867 con Benito, de oficio cervecero. Derribadas las murallas e iniciadas las obras del ensanche, San Sebastián se convirtió en reclamo, entre otras actividades, de las del sector servicios. Benito tendría conocimiento de las cualidades del agua de la zona, determinante en el producto final,  así como del empuje de San Sebastián como reclamo turístico al alza. Las expectativas del negocio serían buenas cuando en el año 1870 vino su hermano Luis, *1843 Ulm (Alemania) +1895 San Sebastián. Ambos hermanos se casaron con las hermanas Ygarzabal Cipitria. Ategorrieta fue el origen del primer establecimiento: Cervecería de Strasburgo y Fábrica de hielo. Benito se registra en el anuario de industrias guipuzcoanas en 1879 y Luis se registró en 1883. En la Exposición de Barcelona de 1888, Benito, participó obteniendo Medalla de Plata por su cerveza. Ya por entonces lucían como emblema el león.

La década de los ochenta y noventa del siglo XIX surgieron en San Sebastián y su entorno muchas industrias de bebidas. En este ambiente los hermanos Kutz intuyeron que sería rentable abrir otra fábrica. Luis se quedaría con el antiguo establecimiento de Ategorrieta y Benito, en torno a 1890 levantó, tal vez aprovechando la vieja cervecería de Pedro Escala en el Barrio del Antiguo, una gran fábrica. Desde aquí saldría ya la conocida cerveza ‘El León'. En 1898 E. Flagey habla de las excelencias de los jardines de ambas cervecerías, preparadas a la moda del Rhin. La viuda de Benito, Francisca, se puso al frente del nuevo negocio hasta que la dirección pasara a sus hijos Juan y Teodoro (San Sebastián 329-331 y San Teodoro 19-21). Ramón, hijo de Luis, se quedó al frente de la fábrica de Ategorrieta. En 1908 se publicita como la primitiva cervecería alemana, elaborando cerveza, gaseosas, agua de seltz y hielo natural.

La nueva generación, los Kutz Ygarzabal, guiados por las exigencias de una ciudad-balneario que tenía que competir con las mejores de Europa, abrieron establecimientos en el centro de la ciudad. Luis Kutz (San Prudencio 89), hijo de Benito, tuvo al mismo tiempo establecimientos en la Avenida de la Libertad, San Martín 23, Urbieta 24 y en la Alameda del Boulevar-Garibay. Éste último fue el conocido Café de la Marina, el café de los primeros años del ensanche. En febrero de 1907 Luis encarga al arquitecto Luis Elizalde las obras de reforma. El ‘Café Kutz' fue el café de la Bella Easo. La transformación del local fue motivo de artículos en prensa, tanto donostiarra como foránea. Destacaban el buen gusto del mobiliario y servicio de plata mate así como lo novedoso de los aparatos de esta industria y entre ellos la cámara frigorífica que sacaba la cerveza a 6 y 8º. Expendían tanto la cerveza de elaboración propia como la que les llegaba desde Munich por vagones frigoríficos y también la Australiana. Fue conocido su Café Kutz de Pamplona, en la Plaza del Castillo. En 1915 se anunciaban conjuntamente el Café Kutz de San Sebastián y el de Pamplona. En Madrid abriría poco después, en Gran Vía 16, aquí, a finales de 1919, se publicita la naranjada Kutz.

En el año 1921 sólo se registra como fábrica de cerveza de la familia Kutz la regentada por Juan y Teodoro Kutz en el Antiguo.

En el año 1965 se crea la sociedad anónima de Cervezas El León. Es a final de esta década cuando comienza a comercializarse su otra marca Keler. En 1982 la fábrica del Antiguo se trasladó a Arano (Navarra). En 1986 pasó a ser propietaria de toda la planta el Grupo Cruzcampo. Ha ido cambiado el grupo propietario pero se sigue fabricando la cerveza Keler, según receta original. Hoy su producción está en manos del grupo industrial cervecero Damm.