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Puntos de visita del cementerio de Polloe
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29. Ignacio Zuloaga
- Año: 1911
- Propietario: Enrique Suárez Rezola
- Promotor: Familia Guiu
- Maestro de obras: Domingo Eceiza
- Ejecución: T. Altuna
- Ignacio Zuloaga
- Actividad: Pintor
- Fecha Nacimiento-Muerte: 1870-1945
- Historia
- Ilustres
Ignacio Zuloaga, pintor, *1870 Eibar (Gipuzkoa) +1945 Madrid, falleció el día 31 de octubre en su estudio de la calle Gabriel Miró, en Madrid. Se apuntó como causa una angina de pecho. Su dolencia le llevó a consultar al doctor, con quien compartió grandes tertulias, Gregorio Marañón.
Allí, donde muchas de sus obras vieran la luz, se instaló la capilla ardiente. Ante ella desfiló un sinfín de personalidades de la vida política y de la cultura y junto a ellos su esposa Valentina de Thomas, su hija Lucía y yerno, Enrique Suárez Rezola. Tras la misa en su memoria el féretro fue bajado a hombros por los amigos del finado: los toreros Domingo Ortega y ‘Albaicín' ahijado de Ignacio, el escritor costumbrista y crítico taurino Díaz-Cañabete y el escultor Juan Cristóbal. Una carroza, colmada de coronas, esperaba para acoger el féretro. La comitiva se dirigió hasta la explanada de la Almudena despidiendo al artista. El coche-estufa, seguido por los coches de la familia y amigos, prosiguió viaje hacia San Sebastián. En el límite con la provincia de Guipuzcoa esperaba la representación de la Diputación, el hijo de Ignacio, Antonio, llegado de París y demás autoridades. En el Palacio de la Diputación se tenía todo listo para acoger, en el Patio de Honor, la capilla ardiente de su hijo ilustre, donde no faltó gente en ningún momento. Al día siguiente, 2 de noviembre, tras los funerales oficiados en la iglesia de Santa María partió la comitiva, formada por una gran multitud, hacia el Palacio Provincial, rezando un responso en la capilla. Finalizado éste se trasladó el féretro el cual fue portado a hombros de sus amigos José María Donosty y los pintores Martiarena, Guardamino y Fernández de Pasajes, hasta la carroza fúnebre. La comitiva se dirigió por la calle Txurruka hacia la Avenida, despidiéndose en el Puente de Santa Catalina, momento en el que ya sólo la familia y allegados acompañaron al finado hasta el cementerio de Polloe donde recibió sepultura.
A Ignacio Zuloaga, en vida, le ofrecieron darle sepultura en el panteón de los "Hombres ilustres" en Madrid, pero él quiso volver a su tierra y a la sepultura familiar.
En el momento de su fallecimiento se encontraba realizando el retrato del torero Manolete. Su último dibujo fue para Ortega y Gasset. El escultor Juan Cristóbal estaba terminando la mascarilla así como un vaciado de la mano derecha del pintor. La estatua en la Plaza de las Visitillas de Madrid, junto al estudio de Zuloaga, fue realizada entre 1946-1947 por este eminente artista.
Ignacio parece que intuyó que su fin estaba cerca cuando diez días antes, el 21 de octubre, tributó un sentido homenaje a su buen amigo y pintor Pablo Uranga. Era algo que venía aplazando. Fue en Elgueta y junto al escultor y amigo de ambos, Paco Durrio. Los tres convivieron en París.
Así en vida como en la muerte, Zuloaga siempre estuvo rodeado de sus amigos que irían alojándose en su vida. Su obra ‘Mis Amigos' (1920-1936), considerada como ‘retrato de familia de la Generación del 98' es una prueba de ello. Es un dibujo a carboncillo y óleo ‘jamás terminado' en el que se reconocen a muchos de los aquí mencionados. Santiago-Etxea, su casa-museo en Zumaia, fue lugar de encuentro de artistas y contertulios.
Tres generaciones de la familia Zuloaga: Eusebio, recuperó el arte del damasquinado, los hijos de éste Daniel, pintor y ceramista que contribuyó a la renovación de ésta y Plácido, quien investigó, estudió y renovó el arte del damasquinado –obra suya el Mausoleo del General Prim en Reus- y por último el hijo de Plácido, Ignacio, pintor costumbrista y retratista.
El día 1 de noviembre la prensa de Nueva York y Lisboa recogieron con gran sentimiento la noticia de su fallecimiento.
En la Plaza Zuloaga de nuestra ciudad podemos contemplar el busto que el escultor Julio Beobide, uno de los figurantes en ‘Mis Amigos', le realizó en 1938.