Su misión es la de relacionar al mundo de lo sensible con el espiritual.

Contamos con setenta y tres ejemplos entre relieves- ya de cuerpo entero o simples cabezas aladas – y, de bulto redondo.

Desde el inicio de la ocupación hasta el año 1897 se levantan siete monumentos teniendo al ángel como protagonista. Alcanza gran popularidad a partir de 1900 pues desde esta fecha y hasta 1917 se realizan cuarenta representaciones.

La figura del ángel orante o intercesor encierra en sí el mensaje de recogimiento ante la muerte, un momento de espera tranquila hasta la llegada de la Resurrección. Se representan con las manos unidas o dispuestas sobre el pecho, alas plegadas y muestran el rostro afligido. La sobriedad y recogimiento que envuelve la escena representada en 1880 en Santa Clara 54, posible obra escultórica de Jacinto Mateu, no volveremos a percibirla hasta la década de los años 30 del siglo XX.

En 1886 encontramos el primer ejemplo de ángel guardián o compañero en la espera de Resurrección. Dicha obra la podemos ver en Santa Catalina 79, su autor fue el escultor Marcial de Aguirre. En la mayoría de los casos porta en sus manos una corona o ramo floral. Y al igual que en la temática anterior se caracteriza por sus alas plegadas como el caso de San Sebastián 181-183, fechado en 1904.

Este año de 1904 la figura del ángel comienza a rodearse de otros atributos como son la palma martirial al tiempo que se crea en torno a su figura un ambiente escénico. En 1907 en San Sebastián 217-221, se llega al mayor aporte de emblemas en un monumento: palma martirial, corona floral, cruz con hiedra, paloma en representación del Espíritu Santo- así como, guirnalda con flor de la pasión y lámpara de aceite. Y todo ello ocupando un escenario rocoso.

En 1894 será el año en el que por primera vez encontremos la figura del ángel asociada con la idea del Memento Mori. Lo reconocemos por llevar en sus manos una filacteria con el mensaje "Memento, homo, enim pulvis es et in pulverem reverteris." (Recuerda, hombre, pues polvo eres y en polvo te convertirás). Es la primera vez que la figura del ángel se disponga en lo alto de una capilla. El ejemplo pertenece a la capilla de San Ignacio 95-99 y es obra del escultor Agustín Fermín.

En el año 1909 hace su aparición el Ángel anunciador de la Resurrección. Su figura viene acompañada por la estilizada trompeta, instrumento que sonará en el preciso instante de gloria. Será normal verlo representado con sus alas totalmente abiertas en señal de agitación, brazo derecho en alto al tiempo que el dedo índice señala el cielo. Tanto la túnica como la cabellera son movidas al viento situándonos en ese momento de alegría y gran agitación que rodea a toda representación de gloria. Un ejemplo importante es el de San Lorenzo 109-117/San Prudencio 110-118 fechado en 1910. 

En disposición sosegada es el ejemplo de 1915 en San Prudencio 220-222 o el de su última aparición en 1955 en la calle San Francisco Javier 56-58. En 1911 esta temática será representada con un marcado carácter teatral San Sebastián 232-234. Una puerta entreabierta y el ángel descendiendo por una escalinata en actitud de dirigirse a los finados para dar el mensaje de la llegada de la Resurrección.

En 1904 encontraremos el único ejemplo del tema del niño guiado por el Ángel de la Guarda en San Sebastián 189-191. Así también en este mismo año prolifera la figura del ángel guía asociado con la Stella Maris en San Sebastián 185-187. Una pequeña estrella fijada sobre su frente nos remite a ella al tiempo que la cruz –como símbolo de religión- será el apoyo en la travesía. 

Una temática no muy difundida en Polloe es la del ángel como figura teologal: la Fe – teniendo el cáliz como emblema- y la Esperanza -reconocida por el áncora. Un ejemplo es el monumento levantado en los años treinta de San Ignacio 118-120. Si bien contamos con un monumento de finales de los años veinte, Santa Clara 329, donde ángel y áncora forman parte de un mismo grupo monumental, sin embargo, no existe una relación directa entre ellos. El áncora está a los pies de la cruz y es el soporte del Libro mientras que el ángel, orientado hacia la cruz, es el soporte de ésta.

Nos encontraremos monumentos cuyo tema principal es el del ángel niño. Es habitual verles acompañados por la cruz, portando en sus pequeñas manos ramos o coronas florales que esparcen bajo sus pies. El modelo lo encontramos entre los pequeños amorcillos o putti del renacimiento. En dos ocasiones el infante representado se aproxima a una imagen real donde la actitud y su indumentaria están encaminados a darnos esa sensación. Estos monumentos se levantan con motivo del hijo fallecido aún párvulo. 

En los monumentos funerarios, como ocurre en los cuadros que representan grandes apoteosis, se toma a las cabezas aladas como imagen de gloria. Las encontramos flanqueando accesos en el caso de las capillas, haciendo la función de ménsulas o, son la última expresión de un programa ornamental. Son las figuras  que llenan la atmósfera en una crucifixión en señal de la futura Resurrección y Gloria, como en San Sebastián 279-283.

En el cementerio de Polloe existe una advocación importante hacia la Virgen del Carmen sin duda en relación con ser San Sebastián ciudad costera. En dos ocasiones se ha recogido la escena que transcurre en el Monte Carmelo y en ella podemos ver al ángel salvando de las llamas al alma arrepentida como en San Prudencio 257-259.

La representación del ángel también tuvo sus seguidores entre el movimiento racionalista "encajando" en sus cánones un ángel portando la cruz a modo de escudo como el ejemplo de Santa Clara 212-214 o San Sebastián 408.