Secesión Ningún elemento nos habla de muerte. Es un monumento a la gloria imperecedera del artista así como el heliotropo en movimiento rotatorio perennemente abierto ante la fama, reconocida ésta en la medalla o en las hojas de roble y laurel tejiendo las coronas.

José María Usandizaga, *1887 San Sebastián +1915 San Sebastián. 

Si hay una paradoja que hemos heredado del siglo XIX es la idea de la tuberculosis como enfermedad romántica. Aún hoy nos seduce la imagen del escritor o del compositor condenado por un mal sin remedio, que le lleva a la muerte en plena juventud, capaz de las más bellas creaciones. Molière, Bécquer, Chopin, las hermanas Brontë, Paganini, Kafka y un largo etcétera. Y aquellos artistas que no padeciéndola la convirtieron en tema literario como la Dama de las Camelias de Dumas a la que puso música Verdi en su Ópera La Traviata.

Esta enfermedad se adhirió en huesos y articulaciones al aún niño afectándole en las falanges de los dedos, hecho que le dificultó la práctica del piano cuando estudiaba en la Schola Cantorum de París. Esta circunstancia le hizo orientarse hacia la composición musical, de la que había manifestado grandes dotes. Verá truncada su prometedora carrera de pianista a los 18 años abandonando el prestigioso centro parisino.

A su regreso se encuentra con los preparativos, en 1906, de las Fiestas Euskaras. Todo lo que éstas representaban le fue transmitido por su familia materna, con la que contó siempre con su asistencia entusiasta: Su abuelo Nicolás de Soraluce, político e historiador, centró su actividad investigadora en la historia de Guipúzcoa y de sus Fueros o su tío Cándido de Soraluce, músico, quien participa en Iriyarena (1878), introduce notas del folklorismo vasco. El joven Usandizaga, obligado por su salud, se retira largos periodos a esos escenarios luego trasladados a sus composiciones musicales. No desdeñó incursiones en otros campos musicales.

Sus dos grandes obras son Mendi-Mendiyan, trágica historia de amor que transcurre en el mundo rural vasco (1910) y Las Golondrinas (1914) sobre el tema del payaso que hace reír en escena, llorando en la vida real. 

Su hermano Ramón Usandizaga (*1889 + 1964, S.S.), también músico, concluye la obra inacabada de José María titulada La Llama.

El escultor Llimona hizo el monumento a su memoria, ubicado en la Plaza Guipúzcoa, pero no gustó a los donostiarras su aspecto atlético lejos del ser entrañable, pero enfermizo y débil, que habían conocido.